La comunicación en los últimos años ha cambiado. Y mucho va a seguir cambiando.
Pasamos de una comunicación médico – paciente a una comunicación médico – paciente “hiperinformado 3.0”.
De una comunicación presencial o por escrito a una comunicación digital.
Este cambio digital está afectando en dos ámbitos. Internet como fuente de información y las redes sociales como canal de comunicación.
Internet como fuente de información.
Internet se ha convertido en una fuente de información para el paciente. Está por ver que se esté gestionando de una manera responsable. El paciente acude a contrastar la información que le han facilitado (31%), conocer otras personas con las mismas patologías (26%), tener una idea de lo que le está sucediendo (20%), o porque considera insuficiente la información que le han facilitado (12%). Pero ¿cuál está siendo la actitud del profesional sanitario ante este cúmulo de incertidumbres?, ¿está orientando al paciente hacia los canales adecuados para localizar la información que pueda serle interesante, relevante, actualizada y adaptada a su enfermedad?
Evidentemente, nada sustituye al facultativo que ha estudiado su historia clínica en profundidad, pero las cuestiones que plantea el paciente son razonables y se les puede dar una solución responsable.
- Si quiere una segunda opinión, facilitarle las cosas para que la pueda obtener, pero de alguien responsable.
- Si quiere conocer otras personas con las mismas patologías, remitirle a las Asociaciones de Pacientes, que habitualmente colaboran estrechamente con los Organismos Oficiales correspondientes.
- Si considera insuficiente la información que se le ha facilitado, pues posiblemente no esté de más darle toda la información por escrito o tener digitalizado un listado de preguntas frecuentes.
Lo que sí es cierto es que el paciente se va a informar y es mejor ayudarle a hacer las cosas bien.
Las redes sociales como canal de comunicación.
La segunda parte de este análisis nos lleva a las redes sociales. Debemos entender que son un nuevo canal de comunicación, con todo lo que ello implica.
Hasta hace poco, nos comunicábamos de viva voz, por teléfono, por carta, etc. Cuando le dejábamos un mensaje a alguien le poníamos una nota en su mesa; ahora a esa “mesa” le llaman “muro”, “timeline”, etc. Esa mesa podía estar en el despacho, en la consulta, en recepción; ahora está en Facebook, en Twitter, en LinkedIn.
Sencillo ¿verdad? Pues no tiene mucho más.
¿Qué se puede hacer?
Lo importante es saber donde estamos y donde queremos estar, para qué lo queremos :
- Informar a los usuarios: Transmitir a la población información fiable para la prevención y control de enfermedades.
- Relacionarnos con otros profesionales o compañeros.
- Informarnos, actualizar conocimientos.
- Prestigio profesional.
En el sector sanitario, los pacientes están principalmente en Facebook y los profesionales en Twitter. Pero esto es orientativo. Hay grupos en Facebook de profesionales sanitarios con más de 5.000 miembros.
Precauciones.
En todo caso, debemos tener muy presente que todo lo que realicemos en las redes sociales guarda un rastro, así que ojo con los “comentarios”, los datos de carácter personal, la información sensible de los usuarios, etc. En este sentido, la Organización Médica Colegial ha editado un librito muy interesante de sentido común aplicado a sus colegiados; y en realidad a todo el mundo.
También podemos formarnos y conocer en profundidad estas herramientas.